jueves, 16 de febrero de 2012

Introducción: situación geográfica

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Tajo, río mayor, río general de España, el más largo de la península Ibérica. Este río es aragonés, manchego, madrileño, extremeño y portugués y más tarde hecho un mar. 


Pese a la magnificencia de los chorros de agua que se asoman entre las bastas mesetas de los Montes Universales, nadie apostaría mucho por el porvenir del Tajo. Pero se organizan muy pronto los regatos numerosos para formar este gran río que ya el poema del Cid cantaba hace más de 1000 años. Nace, como ya hemos dicho, en los Montes Universales, en la Sierra de Albarracín (Teruel), sobre la rama occidental del Sistema Ibérico y, después de recorrer 1.008 km, llega al océano Atlántico en la ciudad de Lisboa, el que vierte un caudal medio de 444 m³ por segundo.




Al principio su curso avanza delimitando Aragón y Castilla la Mancha, a través de Teruel y Cuenca. Se encuentra con el Guadarrama donde gira hacia el suroeste y refrigera una central nuclear. Más adelante es sometido por nuevas plantas nucleares y represas. Anuncia su entrada a Madrid por la histórica cuesta de las encomiendas, pero es Aranjuez el primer municipio de importancia que toca su orilla. Aquí recibe al río Jarama, el mayor de los afluentes del Tajo, y ésta superabundancia fluvial exacerba la vegetación y agricultura del lugar, como un oasis de la agreste meseta castellana. Luego de ser frontera entre Madrid y Toledo, entra en esta última ciudad, siendo la única capital española que reflejan sus aguas. Es represado antes de alcanzar Puebla de Montalbán. Continúa hasta Talavera de la Reina, donde tuerce al suroeste. Abandona Toledo bajo unos arcos de estilo gótico de un puente monumental, hacia el encuentro de la ciudad de Alcántara con su puente romano. Después de servir de límite internacional, se adentra turbulento en Portugal. Próximo a su desembocadura se ensancha y se hace apto para la navegación.


Durante los 900 kilómetros de viaje por España, manifiesta el río su salvajismo y su timidez exagerada: le huyen los pueblos. A penas se acerca a las ciudades salvo a Toledo, Aranjuez y Talavera, cuando está ya muy crecido.


 A lo largo de su curso se erigen con ímpetu hoces, simas, páramos y bosques de singular belleza que cobran protagonismo en la lista de espacios protegidos de España (Parque Natural del Alto Tajo en Cuenca, Parque Nacional de Monfragüe en Cáceres; el Parque Natural del Tajo Internacional, entre Cáceres y Portugal y en su desembocadura se encuentra la Reserva Natural del Estuario del Tajo).


También encontramos varios embalses que reducen su régimen hidrológico. El apresamiento del río es especialmente visible en el tramo que va desde Talavera de la Reina hasta la frontera entre España y Portugal, de aproximadamente unos 300 km. Los embalses más importantes del Tajo son el de Buendía, Entrepeñas, Azután, Valdecañas, Torrejón-Tajo, Castrejón, Alcántara y Cedillo en España.


En contraposición a su empresamiento, el Tajo cuenta con numerosos afluentes que aumentan su caudal: el río Jarama, el Guadarrama, el Alberche, el Tiétar, el Alagón y el Zézere por la derecha y el Guadiela, el Algodor, el Ibor y el Salor por la izquierda.


Son muchos y variados los parajes de esta zona que poseen un gran valor paisajístico y una notable calidad ambiental y que por tanto merecen no solo disfrutar de su contemplación, sino además, comprender su significado dentro del complejo mundo de la Naturaleza. En el mapa podemos ver los accidentes geográficos que acompañan su curso: comienza en los Montes Universales, sigue por la submeseta sur, la meseta meridional de la Mancha, bordea los Montes de Toledo y el Sistema Central concretamente la Sierra de Gredos, la “fosa del Tajo” formada por un desfiladero a través de los relieves de la Sierra de Altamira y el valle que forma el río a su paso por Lisboa son los accidentes más importantes.


Destacamos entre todos ellos, el asombroso “Torno del Tajo” a su paso por la ciudad de Toledo, tan visitado y al mismo tiempo tan enigmático. Se levantan colinas y entre ellas una roca habitada, no solo de hombres y desde hace más de 3000 años, sino también de tiempo, de historia, de leyendas, de arte. Como si al río le punzaran de pronto las dudas, gira, busca el camino del sur pero aferrándose a las rocas. 


Este giro inesperado es uno de los fenómenos más llamativos que se produce en el borde norte del valle del Tajo. Se debe a la entrada del río en el bloque metamórfico de zócalo antiguo, en el que ha labrado un angosto valle, dejando aislado un peñón rocoso, que sirve de emplazamiento a la ciudad de Toledo, la cual queda rodeada por el amplio meandro que describe el río. El punto de emplazamiento estratégico de la ciudad de Toledo la preservaba de posibles ataques e incursiones. Lo que siempre ha sorprendido a quienes han estudiado este fenómeno es el brusco cambió de dirección del río y su penetración en las rocas duras, cuando hasta Toledo y después de esta ciudad, el río discurre en sentido este-oeste por un amplio valle labrado en los materiales blandos de la cuenca. Los fenómenos tectónicos producidos durante el Cuaternario pudieron forzar el cambio de dirección del Tajo. Esta plataforma rocosa fue el resultado de diferentes etapas geológicas con condiciones climáticas muy diferentes. Está formada por rocas graníticas y metamórficas.


Las aguas del río se embalsan en los pantanos de Entrepeñas y Buendía, del que parten las aguas para el canal Tajo-Segura. Constituyendo uno de los principales enclaves hidráulicos de la península. Esta impresionante obra de ingeniería hidráulica permite el paso de un importante volumen de agua para saciar al río Segura, que presentaba alarmantes sequías años atrás.


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